En tiempos donde las estrellas se van por un contrato más jugoso o una liga más “cool”, hay futbolistas que aún creen en los proyectos. Y sí, aunque suene raro, Patrik Schick prefirió quedarse en casa. El delantero checo de 29 años renovó su contrato con el Bayer Leverkusen hasta 2030, y eso, en estos días, es una locura.

La noticia cayó como una bomba positiva entre los aficionados del club. No solo por lo que Schick significa en la cancha, sino por lo que representa fuera de ella: compromiso, esfuerzo y, sobre todo, lealtad. Y eso no se compra con petrodólares.
¿Qué hizo quedarse a Patrik Schick?
El Bayer Leverkusen publicó un video para anunciar la renovación, y aunque estos suelen ser bastante aburridos o repetitivos, éste tuvo un momento muy especial. Justo antes de firmar, Schick tomó la palabra (cosa rara en él, que no es precisamente el alma de la fiesta) y soltó una bomba emocional:
“Antes de firmar, me gustaría decir algunas palabras. Gracias por su trabajo. Sé que no fue fácil.”
Se refería claramente a los duros momentos que ha vivido en el club. Entre 2022 y 2023, estuvo casi 400 días sin jugar por lesiones en la ingle y el aductor. Casi un año y medio de pesadilla para un futbolista que vive del ritmo y la precisión.
Pero el Bayer nunca lo soltó. Y él lo sabe.
¿Qué promete Patrik Schick al club?
Tras agradecer a los jefes del club, Fernando Carro y Simon Rolfes, Schick se comprometió con algo más que goles:
“Estoy muy, muy agradecido. Este contrato demuestra confianza y me da responsabilidad. No quiero decepcionar a nadie; quiero recompensarlos con mi rendimiento en el campo. Muchas gracias”.
No es una frase de marketing. Es un tipo que sabe que le apostaron todo cuando muchos lo daban por acabado. Y aunque ha recibido ofertas de clubes grandes de Europa, eligió quedarse y devolver el gesto.
¿Por qué es tan importante para el Bayer Leverkusen ?
No estamos hablando de un jugador cualquiera. Schick fue una pieza clave la temporada pasada con 27 goles en 45 partidos oficiales. Y eso que venía de lesiones. El tipo responde en los momentos duros, y eso lo convierte en un líder silencioso, de esos que no necesitan gritar para que todos sepan quién manda.
Además, no solo aporta goles. Es un tipo que contagia al equipo con su actitud. Por eso no es casualidad que ya suene como vicecapitán del club. El Bayer quiere armar un proyecto serio, de largo plazo, y Schick es uno de los pilares.
¿Qué opina el club?
El director deportivo Simon Rolfes no escondió su emoción tras la firma. Lo que dijo deja claro que esto va más allá del fútbol:
“Fue inusual. Salió de forma espontánea de Schick. Estoy muy contento porque demuestra cómo ha evolucionado Patrik con nosotros, no solo como jugador, sino también como persona. Eso es lo que queremos.”
Y esa evolución se nota. Pasó de ser un delantero talentoso, pero frágil, a un referente. Un tipo que se para frente a los directivos y les dice gracias. Que se compromete públicamente. Que quiere liderar.
¿Qué viene ahora para Patrik Schick y el Bayer Leverkusen ?
El Leverkusen no quiere ser más ese club simpático que juega bien, pero no gana nada. Quiere pelear en serio. En la Bundesliga. En Europa. Y para eso necesita jugadores como Schick.
El delantero lo tiene claro:
“Me gusta la perspectiva de futuro. El Bayer 04 está trabajando duro para formar un equipo de primer nivel para el futuro. Creo firmemente que seguiremos desempeñando un papel importante en la Bundesliga y en Europa.”
¿Optimismo? Tal vez. ¿Realidad? Veremos. Lo que sí está claro es que el club se está moviendo bien: renueva a sus figuras, mantiene la base, y se toma en serio el trabajo a largo plazo. En una época donde todo es inmediato, eso ya es bastante.
¿Un romance a prueba de todo?
En tiempos donde la lealtad en el fútbol es un mito y los contratos valen lo que dura una historia en Instagram, lo de Schick y el Bayer es una excepción gloriosa. Un tipo que se la jugó por el club cuando estaba roto. Y un club que le devolvió la fe.
Ahora, con contrato hasta 2030, queda ver si este matrimonio da títulos, pero por lo pronto, ya dio una gran lección de compromiso y gratitud.
Y eso, en el fútbol moderno, vale oro.