En este episodio de Misterioso Placer, Mack Estrada te acompaña a conocer el caso de la psicóloga descuartizadora de México, ¿el primer requisito para ser psicólogo debería ser tener buena salud mental?
Este es el caso de María Alejandra Lafuente, la psicóloga descuartizadora, de quien no se tienen muchos datos sobre su juventud.
Lo que sí sabemos es que egresó de la carrera de psicología y daba consultas en la Ciudad de México.
Las autoridades revelan que, antes del asesinato que la volvería famosa, ya había tenido problemas con la ley.
Esto ocurrió cuando hirió con un cuchillo a una de sus parejas sentimentales, delito que se clasificó como homicidio en grado de tentativa.
Sin embargo, en aquella ocasión y aprovechando las leyes de protección contra mujeres violentadas, ella se defendió diciendo que había sido en defensa propia, y que su pareja era violenta.
Esto sin embargo, hoy es puesto en duda por lo que haría después:
En su consultorio, Alejandra recibió como paciente a la hija de Allan Carrera Cuellar. El tratamiento de la joven sería poco importante para Alejandra, pues ella tenía otro objetivo:
Gracias a su gran atractivo físico, Alejandra en poco tiempo logró una relación sentimental y se casó con Allan.
Esta unión complicó las relaciones con la familia de él, quien a pesar de la mala relación de su pareja con ellos, seguía mensajeando a sus familiares, lo cuál sería muy importante en la investigación.
Las cosas se deterioraron con los años: Alejandra se volvió paranoica y celosa, estaba tan segura de que su marido le estaba siendo infiel, que comenzó a planear su muerte.
El día de los hechos le dio una alta cantidad de Benzodiacepinas, un relajante usado en el tratamiento del insomnio.
Estos medicamentos sedaron a Allan Carrera, facilitando el siguiente paso del plan.
Alejandra apuñaló a su esposo, lo dejó herido, y lentamente se desangró en su cama conyugal.
La segunda parte de su plan era todavía más macabra. Con una motosierra, como si fuera una película de terror, cortó el cuerpo en piezas, que guardó en el congelador.
Su idea fue sacar esas partes poco a poco, en bolsas de basura, en diferentes días y hacia diferentes partes de la ciudad.
Mientras tanto, le mandaba mensajes a los familiares de Allan desde su teléfono, fingiendo que seguía vivo.
Las autoridades se dieron cuenta pronto que algo pasaba, pues llegaron múltiples quejas de basura con olor terrible.
En uno de los reportes, la policía pronto encontró otras bolsas con restos, con los que determinaron la identidad y el tiempo de la muerte de la víctima.
Las autoridades llegaron a casa de Alejandra: primero la buscaban como testigo, pero pronto se dieron cuenta de que sus declaraciones eran sospechosas.
La pieza clave fue que la investigación arrojó que habían salido mensajes del teléfono de Allan, que estaba entre las cosas de ella, mucho después de su muerte.
En un intento desesperado de escapar, Alejandra se internó en un hospital psiquiátrico.
Las autoridades dieron con su paradero y la detuvieron.
La psicóloga, encargada de la salud mental, tuvo el Misterioso Placer de hacerse pasar como enferma mental. Ver para creer.
Hace 10 años que ocurrió este terrible asesinato, pero fue hasta 2022 que el juicio contra Alejandra concluyó con una sentencia de 46 años de prisión.
Así que la próxima vez que busques a un especialista, pregúntate: ¿El primer requisito para ser psicólogo debería ser tener buena salud mental?
