Misterioso Placer: la bestia de Tamuín

Descubre más sobre su «Misterioso placer» de asesinar que tenía «La bestia de la huasteca», junto a Karla Hernández.

En la década pasada, la tranquilidad de la Huasteca Potosina fue brutalmente interrumpida por una serie de crímenes atroces.

El responsable, Filiberto Hernández Martínez, conocido como ‘La Bestia de Tamuín’, dejó una marca imborrable en la comunidad.

En 2009, fue capturado por las autoridades de San Luis Potosí tras cometer dos asesinatos. Sin embargo, lo más perturbador estaba por venir. Durante su confesión, reveló haber asesinado a varias mujeres en distintas localidades: Pánuco, Tampico, y el Distrito Federal.

¿Quién era Filiberto Hernández Martínez? Nació en 1971 en Ébano, San Luis Potosí. Desde joven, Filiberto se mudó con su familia a Tamuín, donde la vida parecía ser tranquila. Sus padres alquilaron una humilde casa en la colonia Luis Donaldo Colosio, y él se mostró como un muchacho trabajador y amistoso.

Sin embargo, a los 17 años, Filiberto decidió unirse al Ejército, y fue entonces cuando comenzó a perder contacto con su familia. A su regreso, algo había cambiado en él. Se había convertido en un hombre diferente, alguien que buscaba imponer autoridad y control, impartiendo clases de karate y catecismo en su comunidad.

Pero detrás de esa imagen de respeto, se escondía un asesino en serie. Un hombre que se aprovecharía de su posición para satisfacer sus más oscuros deseos.*

Su detención a manos de autoridades estatales ocurrió en julio del 2014. Justo antes de cumplirse los cinco años de la primera denuncia de desaparición de una niña.

Sin embargo, la entonces Procuraduría del Estado lo aprehendió por portación ilegal de armas; con el tiempo se supo que este era La Bestia de Tamuín, que aterrorizó a la Huasteca de 2010 al 2014.

Filiberto Hernández Hernández decidió confesar sus crímenes y las autoridades utilizaron su declaración para encontrar los cadáveres de dos de sus últimas víctimas.*

Los detalles que proporcionó fueron escalofriantes:

El primer cadáver que se encontró fue el de Eliehoenai Chávez Rivera, de 32 años. Sus restos fueron hallados en un cañaveral, casi dos meses después de haber sido vista por última vez. Hernández explicó que la asesinó porque ella se negó a tener una relación con él.

La segunda víctima identificada fue Dulce Jimena, una niña de solo nueve años, vecina de Filiberto. Relató cómo la secuestró, la violó y luego la estranguló antes de abandonar su cuerpo en un sembradío.*

Conforme avanzaron las investigaciones, la lista de víctimas se fue alargando. Rosa María, una adolescente de 15 o 16 años, desapareció en octubre de 2010. Sus restos fueron identificados en 2017. Adriana, de 13 años, desapareció en 2011 mientras caminaba de la escuela a su casa. Fue encontrada sin vida el mismo año.

Los detalles de cada uno de estos crímenes revelan una escalofriante similitud: Filiberto acechaba a sus víctimas, las acosaba y, cuando tenía la oportunidad, las atacaba sin piedad.

Los cuerpos de las cinco víctimas fueron hallados en una zona conocida como ‘El Cañaveral’, entre Tamuín y Ciudad Valles. A pesar de que se sospecha que hay más víctimas, estos son los crímenes confirmados hasta la fecha.

Tras su confesión, Filiberto Hernández fue ingresado en el Centro de Readaptación Social de Río Verde en 2009. Sin embargo, en 2010 logró escapar, causando pánico nuevamente en la región. Afortunadamente, fue recapturado rápidamente y trasladado a un penal de máxima seguridad en Veracruz, y luego a otro en Matamoros, Tamaulipas.

Actualmente, cumple una condena de 125 años en un penal de máxima seguridad en Durango. Sin embargo, las familias de las víctimas siguen luchando por justicia, pues temen que ‘La Bestia de Tamuín‘ pueda eludir la justicia debido a errores en la integración del caso.

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02/05/2024

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