Misterioso placer: Juana Barraza – La mataviejitas

La historia de Juana Barraza, mejor conocida como la mataviejitas, se ha convertido en una de las más controversiales de todos los tiempos. 

Los avances en la ciencia forense, han permitido que veamos una versión diferente de los hechos. 

Esta es la historia de la asesina en serie más famosa de México, la mujer que se volvió famosa por matar a abuelitas: la primera asesina serial de su país.

Juana Barraza Samperio nació en medio de un drama familiar, el 27 de diciembre de 1958 en Epazoyucan, Hidalgo. 

Ese mismo día, su padre la abandonó a ella y a su madre, llevándose a su hermano. 

A los pocos meses la mamá de Barraza se trasladó con ella a la Ciudad de México.

Allí vivieron una situación económica muy dura; su mamá se volvió a casar y tuvo dos hijos con otro hombre.

Se dice que su padrastro no le permitía salir de la casa ni para ir a la escuela porque pensaba que “las mujeres no tienen que estudiar para ser amas de casa”.

Paradójicamente, él era su única figura protectora, que la resguardaba de los abusos de su madre. 

Juana contó que en una ocasión acompañó a su mamá a una fiesta, y estando borracha sin dinero para seguir tomando, le prestó a su hija a un hombre para tener sexo, a cambio de 3 cervezas. 

Fue violada y quedó embarazada. 

A los 3 meses de haber dado a luz, su padrastro y sus hermanos ejecutaron un plan para rescatarla de su madre. 

Al poco tiempo, la madre -que ahora vivía sola-, murió de cirrosis. Juana dijo al respecto que solo sintió rencor por los abusos. 

El recuerdo de su madre, en forma del hijo nacido de esta tragedia, también marcó a Juana: murió a los 24 años, a causa de la inseguridad, en un asalto.

A sus 30 años, Juana Barraza desarrolló un gran interés por la lucha libre y comenzó a practicar el deporte, bajo el nombre “La dama del silencio”. 

Aunque, versiones más actuales revelan que quizás nunca practicó el deporte de manera profesional, sino que solamente era fanática de asistir a las luchas.

Haya sido luchadora o no, Juana sufrió una lesión muy grave que podía dejarla inválida, y dijo que por eso lo dejó para convertirse en promotora de este tipo de eventos.

Durante estos años, una ola de crímenes azotó a la ciudad: señoras de edad avanzada habían comenzado a aparecer muertas en sus casas.

De acuerdo a las autoridades, la mataviejitas operaba de una manera muy particular: se hacía pasar por una enfermera que ofrecía varios servicios de ayuda social del gobierno. 

Utilizaba esto para ganarse la confianza de las personas, y una vez dentro de la casa, mataba a las mujeres que vivían solas.

Las asfixiaba con algún objeto a la mano, o sus propios brazos, y después registraba la casa para llevarse cualquier objeto de valor que pudiera vender.

Esto pronto se volvió un problema para el gobierno de la capital, ya que afectaba su imagen y la de sus programas. 

Tras una cacería de varios meses, donde se pensaba que el asesino debía ser un hombre -por la fuerza que había aplicado a sus víctimas-, Juana Barraza fue arrestada en 2006. 

Antes de eso, la policía ya había detenido a una mujer, Ana Vázquez García, que se dedicaba a robar casas, y a un hombre: Mario Tablas Silva, cuyo pecado fue tener en su casa un estetoscopio, una peluca rubia y una Biblia con un pasaje subrayado que, según la policía, él interpretaba como que “Dios lo autorizaba a matar”.

La urgencia de las autoridades por cerrar el caso era mucha, y por fin tuvieron suerte.

Juana Barraza cayó después de que asesinó a Ana María Reyes Alfaro, una viejita de 89 años, a la que estranguló con un estetoscopio. 

Gracias a la alerta de un vecino, las autoridades fueron capaces de agarrarla antes de huir y fue llevada ante la justicia, supuestamente vestida de enfermera.

Para entonces, el caso acumulaba 48 asesinatos de ancianas, todos bajo el mismo modus operandi, a lo largo de 8 años.

Sin embargo, las cosas solamente se vuelven más extrañas: 

Durante el juicio, ella confesó de 4 de los asesinatos, incluido el último, pero negó haber cometido los demás. 

Esto ha confundido a muchos, ya que no tiene caso confesar solamente algunos asesinatos, pues bastaba uno para permanecer en prisión.

Además, las investigaciones que se realizaron en ese momento generaron evidencia contradictoria.

Algunos testigos dicen haber visto a un hombre vestido como mujer, y en otros casos habían visto a una mujer muy masculina, lo cuál hizo que las autoridades buscarán primero entre la comunidad trans y travesti. 

Esto y más ha causado que varias personas piensen que las autoridades no encontraron al culpable de todos los casos.

O que la verdadera mataviejitas sigue suelta.

Hoy, Juana Barraza cumple una condena de 759 años, por 17 mujeres asesinadas y 12 robos, en los que se comprobó que participó por las huellas dactilares.

Eso no le ha impedido buscar el amor: se casó en prisión, aunque después se divorció.

Juana también ha intentado limpiar su imagen, asegurando en entrevistas que fue víctima de amenazas para firmar la confesión de sus asesinatos, pues dice que ella solo pasaba por el lugar donde la detuvieron y que fue falso que estuviera vestida de enfermera.

Además, Juana Barraza asegura que después de ser arrestada, la ola de asesinatos en contra de ancianas continuó.

No obstante, actualmente se encuentra en el penal de Santa Martha Acatitla, en la ciudad de México, del que podría salir a los 98 años, tras haber cumplido la condena máxima en México por asesinato: 50 años.

¿Qué sentirá la primera asesina serial mexicana de tener el Misterioso Placer de serlo?

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02/05/2024

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