Misterioso Placer: El monstruo de los Andes

¿Cómo es posible que alguien salga libre después de cometer más de 300 asesinatos?

Acompaña a Mack Estrada en este episodio de Misterioso Placer para descurbrir la historia de Pedro Alonso, «El Monstruo de los Andes«, quien nació en Colombia, en 1948. 

Coincidió con un periodo que se conoce como “La violencia”, que dejó más de 200,000 muertos en su país.

Pedro Alonso es uno de trece hijos de una prostituta, y se sabe que vivió con su familia hasta los 9 años, pero nunca fue feliz.

Su padre murió cuando tenía solo 6 meses de edad: su casa no tenía puertas, solo cortinas que le permitían a él y sus hermanos oír a su madre trabajar. 

Recuerdan los vecinos que ella solía golpear a todos sus hijos constantemente, con un palo de escoba. 

Pero todo cambió cuando tenía 9 años y no para bien: A esa temprana edad, Pedro fue descubierto por su madre intentando violar a una de sus hermanas. 

Esto causó que fuera arrojado a la calle, obligándolo a vivir como vagabundo

Abandonado a su suerte, vivió una existencia más difícil que en casa, peleó contra otros niños de la calle, consumió drogas y fue abusado sexualmente

Un momento bueno ocurrió a sus 12 años, cuando una pareja estadounidense lo adoptó. 

Sin embargo, la felicidad no duró. 

Uno de sus maestros en su nueva escuela, abusó sexualmente de él.

El impacto de esto le hizo huir de su nuevo hogar, regresando a las calles para no volver jamás. 

Vivió así sus días, volviéndose cada vez mejor a la hora de robar carros. 

Fue a los 21 años cuando su vida cambió de manera definitiva: terminó en prisión. 

Allí la historia de su vida se repetiría: fue abusado por otros prisioneros, pero en esta ocasión se defendió y degolló a uno de sus abusadores, lo cual le enseñó el misterioso placer de matar.

En total, permaneció en la cárcel durante 7 años y así se convirtió en el asesino de los andes, labrándose su reputación. 

Viajó al sur de Perú, donde comenzó su reinado del terror. 

De acuerdo a él mismo, operaba de la siguiente manera:

Encontraba un poblado apartado y ahí ubicaba a la niña que, en sus palabras, tenía los ojos más inocentes. 

Una vez había identificada a su presa, le ofrecía regalos para que lo acompañara lejos del pueblo.

Lejos de los ojos del resto de los habitantes, él cometía actos indescriptibles de violación en contra la niña, mientras la estrangulaba.

Pero tenía cuidado de mantenerla viva hasta que llegaba el amanecer. Entonces se atrevía a matarla.

En sus palabras dijo: “Solo es bueno si puedo ver los ojos. Nunca maté a nadie de noche. Habría sido un desperdicio en la oscuridad, tenía que verlas a la luz del día. Había un momento divino cuando ponía mis manos alrededor del cuello de las niñas y observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos. Solo aquellos que matan saben a qué me refiero”.

Después de matar, practicaba necrofilia con los cadáveres, abusando nuevamente de su víctima, para luego enterrarla para que nadie jamás los encontrara.  

Según los relatos, una vez fue atrapado en Perú: Los vecinos lo capturaron y lo enterraron en la arena, hasta los hombros. 

Luego, cubrieron su cabeza con miel y lo dejaron solo para morir, pero se dice que una turista extranjera lo salvó. 

Así fue como se incrementaron las desapariciones, entre Ecuador, Perú y Colombia

Si le vamos a creer al monstruo de los andes, cometió más de 100 asesinatos en cada país.

300 niñas con ojos inocentes fueron violadas y asesinadas por él.

Durante este tiempo, las autoridades notaron el incremento en desaparecidas, que atribuyeron a la trata de blancas. Quizás estaban incrédulas a que una sola persona pudiera hacer tanto daño. 

Esto duró hasta que Pedro cometió un error fatal, cuando intentó raptar a una niña en un supermercado, lo cual alertó a su madre. 

Fue detenido in fraganti, y llevado de nuevo a la cárcel.

Al principio no consiguieron que hablara, hasta que le llevaron a un sacerdote con quien le ofrecieron confesarse.

Se dice que el padre interrumpió la confesión a la mitad, a punto de vomitar por las cosas que había escuchado. 

Poco se sabe sobre lo que sucedió después, pues las autoridades no lo han revelado. 

De lo que estamos seguros, es que únicamente se le sentenció a 16 años de prisión. 

Allí permaneció hasta 1994, cuando en 1998 fue extraditado a un hospital psiquiátrico en Colombia. Donde permaneció hasta 1999, cuando fue liberado.

Desde ese entonces, nadie jamás ha vuelto a saber del Monstruo de los Andes, que nos hace preguntarnos:

¿Cómo es posible que alguien salga libre después de cometer más de 300 asesinatos?

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02/05/2024

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