¿Cuál es el misterioso placer detrás de profanar un cadáver?
Acompaña a Mack Estrada a descubrir el Misterioso Placer detrás de las atrocidades que cometió Rory Enrique Conde, mejor conocido como El Estrangulador de Miami.
Enrique Conde tuvo una infancia difícil. Nació en Barranquilla, Colombia y perdió a su madre con tan solo 6 años de edad, a causa del tétanos.
Por eso, vivió hasta los 12 años con su abuela paterna, junto con su hermana Nelly; ahí sufrió sus primeros abusos sexuales a manos de dos tíos.
Luego de esto, se mudó a Miami, Estados Unidos donde estaba su padre.
Ellos jamás se entendieron: años después, Rory describió a su padre como abusivo, física, emocional y, lo peor de todo, sexualmente.
Para escapar de esa situación, a los 21 años Rory se casó con Clara Bodden, de solo 15 años, con quien tuvo dos hijos.
Pero el ciclo de violencia comenzó de nuevo: ésta vez él era el monstruo en el hogar, que abusaba de su esposa.
Las cosas escalaron hasta el punto donde ella decidió denunciarlo y Rory Conde recibió una orden de alejamiento, seguido de la demanda de divorcio.
Esto lo llevó a cometer su primer asesinato: Durante una noche, contrató a una prostituta.
En medio del acto, se dio cuenta que se trataba de un travesti. Encendido en cólera, le asesinó por asfixia.
De acuerdo con las investigaciones de las autoridades, al darse cuenta de lo que había hecho, Rory Conde se arrodilló junto al cadáver, culpándolo y gritándole por su divorcio, hizo la señal de la cruz y lo abandonó en el lugar.
En los siguientes tres meses continuaría su matanza, acabando con la vida de 5 prostitutas. Éstas sí, todas eran mujeres.
Rory comenzó a tomar la muerte como un juego. En el cuerpo de la víctima número 3, escribió con marcador un mensaje para provocar a las autoridades.
El mensaje decía, más o menos: “Atrápenme si pueden”
Las 5 prostitutas tenían las mismas características: Presentaban señales de tortura, habían sido estranguladas y finalmente habían sido violadas analmente, después de su muerte.
Además de asesino estrangulador, el colombiano Rory se había convertido en necrófilo.
Una noche de 1995 Rory contrató a una prostituta más, a quien llevó a su casa, creyó asesinar, y violó durante la noche.
En la mañana dejó la casa, pensando que la mujer estaba muerta, pero ella simplemente fingió y esperó paciente por horas a que él se fuera.
Rory Conde había ido a la corte, pues era sospechoso de haber robado una tienda de conveniencia.
La prostituta, de nombre Gloria Maestre, se encontraba atada de manos, pero consiguió hacer suficiente ruido como para que los vecinos llamaran a la policía.
Una vez que la rescataron y dijo lo que había pasado, Rory Conde fue detenido por agresión, violación y secuestro.
No fue difícil identificar el modus operandi con la muerte del travesti y las demás prostitutas, que tenían las mismas características de lo que casi le ocurrió a Gloria.
Las pruebas de ADN de las seis escenas del crimen despejaron cualquier duda: tenían al estrangulador de Miami.
Durante el judicio se dio a conocer que, después de cada asesinato, Rory se percinaba, tratando de expiar sus culpas por profanar a las muertas.
El 7 de marzo del 2000, un juez condenó a muerte a Rory.
Sin embargo, 24 años después, sigue esperando su ejecución en una cárcel de Florida.
El caso de Rory, el estrangulador de Miami, nos hace preguntarnos: ¿Cuál es el misterioso placer detrás de profanar un cadáver?