Misterioso Placer: El asesino de Cumbres

Un asesino convicto se acaba de convertir en abogado. ¿Podrá defenderse a sí mismo en uno de los casos más controversiales de las últimas décadas

Acompaña a Mack Estrada a recorrer la historia de Diego Santoy Riveroll, mejor conocido como el asesino de Cumbres, en este episodio de Misterioso Placer.

Según la versión oficial, cometió dos asesinatos de niños. Según él, sólo fue cómplice de su novia, la verdadera autora intelectual. 

Todo ocurrió en marzo de 2006, en Monterrey, en la exclusiva zona de Cumbres. 

En estos días Diego Santoy Riveroll había roto con su novia, Erika Peña Coss. 

Desesperado por recuperar la relación, Diego decidió ir a verla a altas horas de la noche.

De acuerdo con lo que hoy se sabe, escaló una pared de la casa de Erika, apareciendo como un espanto en la ventana. 

Una vez allí, Erika le abrió para que pudieran hablar y dio inicio a la pesadilla. 

Él quería volver con ella, pero eso parecía imposible. La conversación se mudó a la cocina, donde se encontraron con la primera víctima. 

Se trata del hermano menor de Erika: Erick, de 7 años, quien murió a causa de heridas de cuchillo supuestamente por parte de Diego. 

Erika jura que, al verse descubierto en su casa por parte su hermanito, su ex novio se volvió loco y lo atacó con un cuchillo. 

La versión de Diego es que ella estaba cansada de sus hermanos y que les tenía rencor, por lo que le pidió a él que -como prueba de amor-, tenía que ser cómplice de su asesinato, sujetando al pequeño mientras ella lo apuñalaba. 

Ahora que ya había comenzado la masacre, la siguiente víctima fue la hermana pequeña: María Fernanda. 

Erika afirma que Diego tomó una cuerda de las cortinas de la sala, hizo un nudo con ellas y ahorcó a la pobre niña.

Diego, por su parte, está de acuerdo en el móvil, pero sostuvo que fue idea de Erika, y ella misma ahorcó a su hermana, mientras él miraba. 

Una vez que los dos niños estaban muertos, Diego atacó a Erika, golpeándola repetidamente con un martillo y casi degollándola. La dejó moribunda.

Él dice que eso le pidió hacer ella, para poder salir impune y él aceptó por amor.

Con la masacre terminada, Diego secuestró a la empleada doméstica: la metió a la cajuela de un carro de la familia y escapó. 

Sin embargo, pese a lo absurdo que suena secuestrar a alguien tras dos asesinatos, el asunto se torna más raro al saber que, poco después, Diego liberó a la mujer en el centro de Monterrey, e incluso le dio una moneda de diez pesos para poder regresar a su casa. 

La búsqueda del joven inició casi de inmediato y fue localizado 5 días después en Oaxaca, a bordo de un autobús con rumbo a Guatemala junto a su hermano. 

Durante el juicio, Diego nunca negó participar en los asesinatos, pero buscó que Erika asumiera su parte de la culpa. 

Debido a la gravedad de las heridas, que casi le costaron la vida a Erika, la versión de Diego en su contra se desechó.

El juez determinó que Diego era el único responsable de este crimen y fue sentenciado a 71 años y 21 días de prisión por el asesinato de los hermanos Peña Coss. 

Poco se supo después de él, hundido en la oscuridad de una cárcel en Cadereyta, Nuevo León. 

Aunque él siempre insistió en que Erika fue la autora intelectual del asesinato de sus hermanos.

De ella se sabe que se casó con un extranjero y abandonó el país.

La casa de Cumbres, el exclusivo barrio residencial donde ocurrió la masacre, fue vendida por la familia Peña Coss, y después demolida.

Hoy, 18 años y medio después de la masacre que sacudió a México, y gracias a un programa del gobierno de Nuevo León, Diego Santoy se acaba de graduar de la carrera de derecho que cursó como recluso. 

Así, un asesino convicto se acaba de convertir en abogado. ¿Podrá defenderse de uno de los casos más controversiales de las últimas décadas

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02/05/2024

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