¿Qué hizo Lamine Yamal para meterse en problemas? El joven talento del Barcelona, Lamine Yamal, no solo celebró su mayoría de edad con una fiesta de alto perfil, rodeado de famosos y compañeros de vestidor… también se metió en el ojo del huracán por una decisión bastante cuestionable: contrató a personas con enanismo como parte del entretenimiento del evento.
Sí, así como lo lees. Y aunque algunos dirán “fue su fiesta, puede hacer lo que quiera”, lo cierto es que el escándalo ya escaló a niveles legales y políticos en España.
¿Por qué está metido en una posible investigación?
El Ministerio de Derechos Sociales de España pidió formalmente que se abra una investigación para revisar si hubo violación a los derechos de las personas con discapacidad. El argumento principal es que este tipo de “shows” nos regresan directo a la Edad Media, cuando se utilizaban a personas con enanismo como «bufones» o “curiosidades humanas” para entretener a los poderosos.
Así lo dijo Jesús Martín Blanco, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, quien calificó el hecho como “inadmisible en pleno 2025” y una práctica que “refuerza estereotipos crueles y deshumanizantes”.
¿Quién más alzó la voz?
No fue solo el gobierno. Una asociación local de personas con discapacidad también condenó públicamente el hecho y aseguró que está analizando medidas legales y sociales contra quienes resulten responsables.
De hecho, en un comunicado, la asociación aseguró que estas acciones no solo normalizan la discriminación, sino que también perpetúan una visión “cirquera” sobre las personas con estatura baja. Y aunque el centro de la crítica ha sido Yamal, también hay cuestionamientos al círculo que organizó la fiesta, pues nadie frenó esto a tiempo.
¿Y qué dicen los animadores?
Aquí es donde la cosa se pone aún más compleja. En entrevista con la emisora española RAC1, uno de los animadores que estuvo presente en el evento dijo que todos fueron tratados con respeto, que nadie los obligó a estar ahí, y que el trabajo fue bien pagado.
Además, se mostró molesto por la forma en que se está atacando a Yamal, alegando que los verdaderos afectados ahora son ellos, quienes se dedican profesionalmente al entretenimiento y ahora son vistos como “víctimas”, cuando no necesariamente se sienten así.
Este punto abre una discusión más profunda: ¿es posible ejercer esta profesión sin ser parte de una dinámica denigrante? ¿Dónde está la línea entre trabajo digno y explotación?
¿Y qué dijo Yamal?
Hasta el momento, el futbolista no ha dado declaraciones públicas. Su entorno ha mantenido silencio, y el Barcelona tampoco ha emitido una postura oficial. Lo único que se sabe es que la fiesta fue privada, se celebró este fin de semana con un listado exclusivo de invitados, y que, como era de esperarse, la presencia de figuras del club azulgrana no faltó.
Pero el tema ya escaló tanto que el silencio de Yamal podría jugarle en contra, especialmente en un contexto donde las figuras públicas —y más los futbolistas— están bajo el microscopio todo el tiempo.
¿Qué podría pasar?
La solicitud de investigación ya está sobre la mesa. Si los fiscales aceptan el caso, podrían revisar a fondo si se incurrió en algún delito relacionado con la discriminación o violación de derechos humanos. Aunque no se espera una sanción penal severa, sí podría haber consecuencias reputacionales para Yamal y, tal vez, alguna multa si se determina que hubo un acto discriminatorio.
También se podría abrir una discusión en el ámbito deportivo, pues la imagen del Barcelona podría verse afectada por este tipo de escándalos fuera del campo, justo cuando el club intenta proyectar una imagen de inclusión y responsabilidad social.
¿En resumen?
Lamine Yamal la rompió en el campo, pero su fiesta de cumpleaños le dejó un partido más difícil que un Clásico contra el Madrid: defenderse del juicio social y posiblemente legal por contratar a personas con enanismo como parte del entretenimiento.
Una historia que va más allá del chisme: nos pone frente a preguntas incómodas sobre el uso del cuerpo como espectáculo, el consentimiento, el trabajo digno y la responsabilidad de las figuras públicas.
Y tú… ¿crees que fue libertad individual o falta de empatía total?
Lamine Yamal is a cringy little bratty shit. Exploiting people with disabilities for entertainment, hiring sex workers, and banning phones. that’s a massive red flag, straight out of the P Diddy playbook. Lock him up. https://t.co/GDs8NrPF6O
— Field Marshal Americano (@__Trail3) July 14, 2025
