Sí, se acabó Carlos Vela, ese genio que amábamos y a veces nos hacía enojar, anunció oficialmente que le pone punto final a su carrera como futbolista.
Después de seis meses sin equipo, en pausa total, el crack mexicano de 36 años decidió que era momento de colgar los tacos y pasar a otro capítulo. Eso sí, no se despide por completo del fútbol, porque seguirá ligado al LAFC como su primer Embajador oficial. ¿Leyenda o villano?
¿Cómo fue su adiós en el LAFC?
Vela, el eterno ídolo del LAFC, se despide como lo que es: el primer gran referente del club angelino. El próximo 21 de septiembre, en el partido contra Real Salt Lake, el club le rendirá homenaje con una ‘Noche de Carlos Vela’ que promete ser épica.
El mexicano fue el primer fichaje de la historia del club, allá en 2017, y desde entonces se convirtió en el alma del equipo: ganó dos Supporters’ Shield (2019, 2022), la MLS Cup (2022) y la US Open Cup (2024), aunque este último título lo vio más desde la banca que desde la cancha.
Carlos Vela cerró su historia como jugador profesional entrando de cambio al minuto 86’ en su último partido contra Vancouver Whitecaps en octubre de 2024. Un final discreto, pero digno para alguien que le dio tanto a la franquicia.
¿Qué pasa ahora con Vela?
Ahora Vela se reinventa: será embajador del LAFC, el primero en la historia del club. Un rol simbólico, pero con mucho peso: su tarea será representar al equipo, conectar con la afición y seguir siendo la cara visible del proyecto. Porque, seamos honestos, nadie representa al LAFC como Carlos Vela.
En sus palabras: “Esa conexión que hemos tenido siempre (la afición y yo) ha sido muy buena y muy bonita, estoy muy contento de estar aquí. Como lo he dicho siempre, hasta el último momento que defienda este equipo voy a dar mi máximo esfuerzo e intentaré ganar todas las veces que me sea posible”. Crack hasta el final.
¿El eterno “casi” de la Selección Mexicana?
Pero no todo fue miel sobre hojuelas para Carlos Vela. Su historia con la Selección Mexicana es un drama que muchos conocemos. Después de brillar con la Sub-17 en 2005 y levantar la Copa del Mundo como goleador del torneo, todos pensamos que estábamos viendo al futuro ídolo del Tri. Pero las cosas no salieron como esperábamos.
Debutó con la selección mayor en 2007 y parecía que su carrera iba a despegar. Fue campeón de la Copa Oro 2009 y jugó el Mundial de Sudáfrica 2010.
Pero entonces vino el escándalo: en 2010, durante una concentración para un amistoso contra Colombia en Monterrey, Vela y varios jugadores armaron una fiesta que terminó en sanción. Aunque había más involucrados, solo Vela y Efraín Juárez se llevaron una suspensión de seis meses por parte de la Federación Mexicana de Futbol. Desde entonces, la relación entre Vela y la selección fue un ir y venir, con más rechazos que compromisos.
Cuando la afición soñaba con verlo en el Mundial de Brasil 2014, Vela dijo “no, gracias”. Alegó que no se sentía en condiciones para aportar. Una frase que dolió y que quedó marcada en la memoria colectiva. Luego volvió para Rusia 2018, jugó bien, pero ese amor-odio con el Tri nunca se terminó de curar.
¿Carlos Vela fue más leyenda o polémica?
Vela es un tipo único: crack indiscutible en la cancha, pero un jugador que nunca fue esclavo del fútbol. Hizo lo que quiso, cuando quiso y como quiso. A veces fue un maestro dentro del campo, en 2019 rompió récords en la MLS anotando 34 goles en una sola temporada, ganando el MVP y la Bota de Oro. Pero otras veces parecía que le daba igual todo: la selección, los títulos, las críticas.
Su historia es la de un talento descomunal que eligió cuándo y dónde brillar.
Nunca debutó en la Primera División de México; se fue directo al Arsenal en 2005, pasó por clubes como Salamanca, Osasuna, West Bromwich y, finalmente, encontró su lugar en la Real Sociedad, donde la rompió durante años. Allá, en San Sebastián, fue elegido el mejor jugador del club en las temporadas 2011-12 y 2013-14.
Con la Selección Mexicana, Vela disputó 72 partidos, marcó 19 goles y ganó dos Copas Oro. No es poco, pero todos sabemos que pudo haber sido mucho más. Su historia con el Tri quedó marcada por la fiesta del 2010, por rechazos a convocatorias y por esa eterna sensación de que, si Carlos Vela hubiera querido, la historia sería diferente.
¿Cómo cierra su carrera?
La carrera de Carlos Vela termina con un cierre digno de película: un crack que se despidió en sus términos, que nunca cedió a la presión y que dejó un legado imborrable en la MLS. Su nombre queda ligado a títulos, goles y récords… pero también a ausencias en momentos claves con la selección.
Vela no fue el típico futbolista mexicano que sueña con el Tri por encima de todo. Fue el tipo que puso sus reglas, que prefirió disfrutar de la vida, de su familia, del básquetbol y de sus propios intereses.
Su retiro es un cierre de etapa, un “hasta aquí llegué” que marca el final de una carrera única. Porque Vela siempre fue así: un talento sin ataduras, un genio sin miedo a decir que no.
¿Qué nos deja Carlos Vela?
Vela nos deja una lección: que el fútbol es solo una parte de la vida, que está bien elegir lo que uno quiere, aunque eso signifique renunciar a sueños que otros tenían para ti. Nos regaló momentos brillantes, como aquel golazo al Galaxy o sus temporadas de locura en la MLS, pero también nos dejó con la espinita de lo que pudo ser con la Selección Mexicana.
¿Fue el mejor jugador mexicano de su generación? Para muchos sí. ¿Pudo ser aún más grande? Sin duda. ¿Lo recordaremos siempre? Obvio.
Carlos Vela, gracias por todo… y por tanto.
Ha sido, un honor y un privilegio compartir mi carrera con todos ustedes.
— carlos vela (@11carlosV) May 27, 2025
“Gracias Carlos” pic.twitter.com/qbW4EUskdu
