Los ‘metacrímenes’ son actividades delictivas en el Metaverso de Zuckerberg. La llegada de las gafas de realidad virtual ha revolucionado la manera en que interactuamos con el mundo digital, permitiéndonos explorar entornos tridimensionales e inmersivos desde la comodidad de nuestro hogar. Sin embargo, esta nueva tecnología también abre la puerta a un tipo de delitos completamente nuevo.
Puntos destacados
- Los metacrímenes son delitos que ocurren dentro del metaverso, el entorno virtual tridimensional accesible mediante gafas de realidad virtual, y presentan desafíos únicos.
- A diferencia del cibercrimen convencional, los metacrímenes se distinguen por la inmersión sensorial que ofrece el metaverso, haciendo que las experiencias virtuales se sientan reales.
- Es esencial desarrollar marcos legales y regulatorios específicos para el metaverso, capacitar a las fuerzas del orden en la identificación de metacrímenes, e implementar controles de seguridad efectivos.

¿De qué se tratan los metacrímenes?
Los metacrímenes son delitos que ocurren dentro del metaverso, un mundo virtual tridimensional al que los usuarios acceden mediante gafas de realidad virtual. Este concepto fue popularizado por la película de 2018 «Ready Player One», donde los personajes ingresan a un universo digital interactivo. Al igual que en el cibercrimen convencional, los metacrímenes incluyen diversas actividades ilegales en espacios virtuales. No obstante, su naturaleza inmersiva y global presenta desafíos únicos en cuanto a la identificación y persecución de los delincuentes.
¿Qué los hace excepcionales?
Una característica distintiva de los metacrímenes es la inmersión que ofrecen los entornos de realidad virtual, creando experiencias sensoriales que hacen que las interacciones virtuales se sientan reales. Por ejemplo, ataques de realidad virtual inmersivos pueden hacer que las víctimas sientan acoso o violencia sexual como si ocurrieran en el mundo físico. Este nivel de inmersión dificulta la recopilación de pruebas a menos que las interacciones sean grabadas constantemente. Adicionalmente, los metacrímenes afectan desproporcionadamente a poblaciones vulnerables, especialmente niños, quienes pueden ser víctimas de grooming y abuso sin una verificación adecuada de su edad en línea.

¿Existen casos reales de metacrímenes?
- Acoso sexual inmersivo: Un usuario del metaverso utilizando gafas de realidad virtual experimentó un ataque de acoso sexual mientras exploraba un espacio virtual. Debido a la inmersión sensorial, incluyendo visual, auditiva y táctil, el usuario percibió el acoso como si estuviera ocurriendo en el mundo real. Sin embargo, sin grabaciones constantes de la interacción, fue difícil reunir pruebas para denunciar el delito.
- Manipulación de menores (grooming virtual): En un popular entorno virtual, niños y adolescentes fueron manipulados por otros usuarios para participar en comportamientos peligrosos o ilegales. Investigadores del Center for Countering Digital Hate descubrieron que en 11 horas y 30 minutos de grabaciones en VRChat, los menores fueron inducidos a usar insultos racistas y a promover ideas extremistas, reflejando la facilidad con la que los perpetradores pueden explotar la falta de verificación de edad en el Metaverso.

¿Cómo prevenir estos crímenes?
Para prevenir los metacrímenes, es crucial desarrollar marcos legales y regulatorios específicos para el metaverso. Los gobiernos y las empresas tecnológicas deben colaborar para establecer normativas claras que protejan a los usuarios en estos entornos virtuales. Las fuerzas del orden necesitan capacitarse en la identificación y reporte de metacrímenes, y las plataformas de realidad virtual deben implementar controles de seguridad efectivos. Además, se debe fomentar la responsabilidad de las empresas tecnológicas para abordar proactivamente los delitos en sus plataformas, en lugar de recurrir a disculpas vacías.
El futuro del metaverso aparenta ser prometedor. Algunas empresas de tecnología indican que para 2026, un 25% de las personas pasarán al menos una hora diaria en estos entornos virtuales. Por ello, es urgente asegurar que estos espacios sean seguros y protegidos contra los riesgos emergentes de esta nueva tecnología.